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jueves, 30 de septiembre de 2010

La Noche y ella...

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Ella era tan fría como la noche, yo era la noche que se reflejaba en sus ojos.

En lo mas profundo de su almohada, ella, guardaba tres gritos, uno de amor, otro de odio y otro tan nostálgico como la noche, que era yo.

 Su colchón estaba mojado por todas sus lagrimas, y yo, cumpliendo el papel de noche, acompañaba su llanto, que con los días ahogó los pájaros que la veían sufrir.

La luna se escondía debajo de sus sabanas y le hacia cosquilla en los tobillos, intentando robarle una risa, pero ninguna mueca ella mostraba.

En un momento de silencio que se creo en su habitación, miró al cielo, como mirándome a los ojos, y grito,
- ¿porque te fuiste?, ¡¡¡no ves que te extraño!!! - y su llanto creció mas mientras abrazaba su cuerpo intentando mentirle a la soledad.
Y yo, como buena noche que era, le respondí, - si miras a mi alrededor veras todas las estrellas brillar, ellas son parte de vos, y también parte de él… él nunca se ha ido -

Ella escucho mis palabras, volvió a mirar al cielo, y  sus lagrimas cesaron al ver su rostro en las estrella brillando, su boca se movió con intención de sonrisa, pero no fue mas que una simple mueca, un intento.

Extendió su mano hasta mi, yo acerque la mía hasta la suya y me entrego un retazo de su sabana donde ella escribió unas palabras para él, me pidió que se lo entregue, y se acostó a dormir abrazando sus piernas...

Le entrego ese pedazo de tela a su amado, este lo abre y lee lo que decía en el, los ojos de esas estrellas se llenaron de lagrimas y desde esa noche nunca mas dejo de llover...

Tengo miedo a la soledad, y estoy sola, pero... por la noches, cuando me acuesto a dormir, abrazo ese pedazo de alma que te robe en el ultimo abrazo, igual me siento vacía...






Soy Iuse, El Extranjero.






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miércoles, 15 de septiembre de 2010

No hay mal que dure cien años mas.

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Hay cosas que escribo sin saber porque,
Hay cosas que siento y me duelen,
Hay cosas que veo y me dejan ciego,
Hay cosas que se quedaron y cosas que se fueron.

Hay sentimientos perdidos,
Hay otros que volvieron,
Hay miles de preguntas sin respuestas,
Y otras miles calladas.

Hay madres solteras que sufren,
Y hay solteras que quieren ser madres,
Hay gente que escribe cartas,
Y hay gente que solo las lee.

Hay segundos que son interminables,
Y tiempos que no nos pertenecen,
Hay dos palabras que ya no nombro,
Y jamás te las diré.

Hay canciones que nos hacen llorar,
Hay llantos que se escuchan a lo lejos,
Y hay sopas que ahogan mis muecas.

Hay cientos y cientos de frases,
Que puedo escribir en este texto,
Pero no tienen el valor,
De demostrar lo que siento.

Quizás por eso partí,
Cerca de dos montañas,
Y un mar que trae recuerdos,
Con olas repletas de sal,
Y vientos que soplan arenas.

Me fui,
Donde el canto de las sirenas no desafina,
Donde las nubes son solo mías,
Donde ya no hay limites.

Me fui tan lejos como mi ciudad,
Como tu luna.

Donde los perros descansan riendo,
Y las aves escriben mis cuentos.

Lejos de una esquina y un árbol de seda.

A ver estrellas que se dejan contar,
A llegar al infinito con mis números,
A besar tu mirada en altamar,
A mirar.

Donde las ganas de llorar me den fuerza y no me aten a esa condena,
A donde sale un sol soñador a alumbrar mis días,
Que solo dormían,
Sin descansar.

Me fui…

Donde no existe la soledad,
Donde puedo escuchar ladridos huyendo.

A andar desnudo de alma y cuerpo,
No me esperes,
Me fui…

A sortear vidas perdidas,
A encontrar mi lugar,
A quitar lo que dolía,
A escapar de una guerra,
A mirar,
Ahí también me fui.

Me fui con tu olvido,
Pero regreso en mis penas,
A intentar fusilar siete recuerdos oxidados,
A frenar el viento soplando,
A inflar globos con gracias,
Y reventarlos con ganas de gritar.

Me fui a ahogar los misterios de mi boca.

Me fui a esperar las mañanas de aquellas noches,
A matar gaviotas que no existen,
A congelar el norte como La Habana.

A sentir mis dientes morder, para aflojar y mirar mas.

Me fui...
Y no me muestres donde estoy,
Porque quiero descubrirlo yo.

Aunque sepas que a cada rato regreso,
Y dejo de sentir ese viento,
Te digo que me fui,
Para no volver.

Porque se…
que no hay mal que dure cien años mas.



Soy Iuse, El Extranjero. Gracias!


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martes, 7 de septiembre de 2010

Es ella…

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Ya no hay metáforas, ni libros, ni carteles, ni promesas que yo pueda sostener.

Vacié mi alma, y llene mi mundo con mentiras, mire el fondo de la olla y vi mi reflejo, como en aquel amanecer.

Cante dos canciones y no las sentí, tome siete fernet y no me emborrache, encendí la luz y seguía sin ver.

Camine por la cornisa de aquel noveno piso que recuerdo en cada gota y no me anime a saltar. Porque quiero mi vida, mi vida.

Amar es algo eterno que dura solo un tiempo, y sé que puedo prometerte amor eterno, porque lo hice, pero esa es una de las promesas que ya no puedo sostener. “Amar y ser amado” se llamaba un de las canciones.

Un día, yo caminaba por una ruta que estaba abandonada por la construcción de una autopista, estaba ahí porque sabía que no me cruzaría a nadie y necesitaba estar solo, como muchas veces suele pasarme, me gusta la soledad, soy una persona solitaria, también egoísta y egocéntrico, claro que sí, pero porque disfruto de mí, es la realidad.

En esa caminata, mientras yo pensaba en mi presente, me encontré con Juanita, ella era una señora de una 72 años, tenía el pelo blanco, la cara arrugada y varios problemas de salud, pero decía ser feliz, me freno y me pregunto que andaba haciendo por ahí, le respondí con una sonrisa llena de tristeza y seguí caminando, ella la supo entender.

- Espérame, tengo algo para vos – dijo ella.

- ¿para mí? – pregunte con sorpresa.

- Si, toma – extendió su mano y me entrego un bolso negro.

- ¿y esto?

- Un bolso.

- Si, ya sé, pero para que me lo das – lo abrí y adentro no había nada – esta vacío – le dije.

- Sí, porque quiero que en el guardes las cosas más importantes que tengas en tu vida, esas cosas que te den fuerza, que te hagan sonreír o llorar, esas cosas que sabes que marcaron algo en vos. Y después sigas caminado para donde vos quieras, o simplemente quédate parado, como ahora.

La mire a los ojos y no podía entender porque me decía eso – ¿porque me pedís esto?

- Porque tu sonrisa me dijo que está perdida, que busca una verdad, un sentido, pero no lo encuentra, como suele pasarle a las personas en la vida, es normal que te alejes miles de veces para pensar y que vuelvas miles de veces más, y seguramente sigas confundido …

La interrumpí y pregunte – ¿y el bolso que tiene que ver?- volví a buscar en los bolsillos, pero estaban vacios.

- Ya veras, no te obligo a que lo hagas, eso depende de vos, solo quiero que en el pongas todas las cosas importantes de tu vida, después elegí que hacer, yo ahora me voy, ojala la próxima ves que te vea estés en tu verdadero camino, y no en este que tanto te frena, espero verte pasar – me dio un beso en la mejilla y se marcho.

Me senté en el pasto de la banquina de aquella ruta y luego de unos minutos, decidí hacer lo que me pidió Juanita, abrí el bolso y comencé a pensar.

Viaje a través del tiempo, a mi pasado más antiguo y al más reciente, busque en cada rincón de mi memoria y encontré mucho, tenia algunos recuerdos, varios muy lindos y algunos no tanto, entonces seleccione los que, según la anciana, debía guardar, abrí el bolso y en el guarde un viaje, dos monedas, un beso, un trozo de aire y otro de arena, un hoja en blanco, abrazos, golpes, un velador desenchufado, tres botellas de fernet únicas, un amor, muchas mañanas, todas las noches en que me senté a escribir y todos mis escritos, un lapicero lleno de fuerza, mis logros, un mantel de flores, una torta sin velas, un tronco caído, llantos que representaban tristeza y algunos de felicidad, una rubia hermosa, la morocha más linda del mundo, un encendedor sin bencina, un mapa gastado, algunas fotos, las muertes, un par de zapatillas gastadas, un jean roto, un saco mojado, un pullover lleno de pelusas, y el traje mas prolijo del mundo, risas, enojos, caminos, canciones, libros, personas, nombres, animales, mi casa, mi suelo, y el tuyo, Venecia, DF, mi tierra, colores, amigos, revistas, escaleras, cigarrillos, billeteras, las noche de frio en verano y las de calor en invierno, las tardes de lluvia con sol, todos los momentos que me acorde de vos, los que me olvide, los que te necesite, y los que me alegre por no tenerte, las personas ofendidas sin razón, las mentiras, las ganas de hacer y no poder, las caminatas solitarias, las miradas, un par de ojos verdes, caramelos y fantasías, rosas con espinas, serpientes sin veneno, elefantes con sueños, cartas de amor, fotos manchadas, mates fríos, el sabor de mi comida preferida, ídolos, las charlas que me hicieron entender y las cosas que me hicieron crecer, el campo, la escuela, la universidad que no termine, los brindis, los cambios, los errores, trabajos sin salario, miserias abundantes, farolas movidas, sombras, boliches, el dinero, camisas, frases borradas, las cosas que pise, las misas que asistí, desayunos en la cama, horas de encierro, rumbos perdidos, velas apagadas, condenas de sabanas, penas, perfumes, mi vida, heridas, corridas, las veces que espere la suerte, las ganas de volar, las vueltas que di en el aire, fusilamientos, cuando pude, cuando me costo, cuando mate y cuando estuve muerto, mis alas, mi ángel, gambetas, castillos de arena y torres de naipes, problemas a los que no le busque soluciones, llegadas, los escapes a trincheras, las banderas, las balas perdidas, las guerras sin batallas, el sol que aclara las mañanas, una foto vacía, llaves equivocadas, teléfonos tirados, recuerdos que se queman con las ganas de llorar, cantos de sirenas, vuelos de pájaros, lunas sin luz, olas sin regresos, todo lo que viví y el resto que aprendí con el tiempo, miedos a los que sobreviví, cuando toque el cielo y cuando creí estar en el, mi libertad, ojales cerrados, lecciones que no aprendí, lecciones que di, mis caídas, llorar, reír, latir, caer, levantarme, todo lo que tengo que vivir, los tropiezos, la parte de ti que vive en mi, el fin del mundo, el principio de todo, un cuarto de Rivotril, tres cuento que no me anime a escribir, las caricias, latas abolladas, arrugas del tiempo, heridas de guerras, lagrimas de desamor, los vagones de un tren, cuando quise, cuando odie, cuando fui bueno, cuando fui malo, cuando tuve la suerte que tanto espere, cuando rece por él, el respeto, un diario, la nada misma, la soledad que me ayuda, las compañías que disfruto y las que me molestan, piedras, tejas, chapas y alambrados, chanchos y leche, carreras y paseos, un par de botines colgados, tres Juan, Beban, Omar y Emma, El Gordo, Santi, y vos que estás leyendo esto también, paredones y desiertos, inyecciones, la sangre derramada, la tinta que me sangra, la distancia, el silencio, los misterios que el tiempo descifró, y más penas que se escapan en el viento, tu respiro, la resurrección de mi alma, silbidos y tarareos con ecos interminables, mi ranchito, el mundo que cree, las puertas cerradas, los Pipi G.C y J.C.B, el tram 29/30, el diablo de tu corazón, las muecas que parecían gestos, lugares reservados, los tragos amargos, la infidelidad, la mejor de las mieles, y el peor sushi, pastillas suicidas, las cosas que me dolieron, verdades que me lastimaron, lo correcto e incorrecto, las salidas, las veces que cerré mi boca por miedo a la represión, los desaparecidos, las venganzas, mi asustada Argentina, palabras con las que pude decir muchas cosas, mi guitarra, tu armónica, la estrella que me guía y esa la luz roja que titila, las tardes que jugué a la pelota, cuando me rendí, tu alma, lo que me prohibí yo mismo, las esquinas, las ironías, lo falso, las posibilidades, ilusiones desarmadas, lo que quedo después de aquella tormenta interior, cosas que vi y que no quise ver, rimas con tu nombre, noches melancólicas, esa ruta y muchas otras, la realidad, mi imaginación, mi locura que me hace ver todo distinto, las fronteras, mis limites y mis horizontes, mi destino y el calor que derrite la nieve, los pasajes que pague, las citas a ciegas, las esperas, los que zafan y los que no, sorteos, barriletes, cobros y pagos, cuando fui ciudadano, las siestas bajo la sombra de aquel árbol que tantos momentos lindos me hizo pasar, las discusiones, la razón y el corazón, lo que perdí y nunca más vi, las vueltas del reloj, la policía, mi rock and roll, el trabajo, los atajos, la televisión, una gaviota, lo que oculte hasta hoy y seguramente siga ocultando, Juanita, Juanito, lo que hay, lo que no, y lo que tuve, los espejos que reflejaron mis ojos, lo que se, lo que no y me falta aprender, mi elección de vida, los trenes que pasan solo una vez, Alfonsina y el mar, los que me escucharon hablar, el apoyo de ellos, los falsos ranking de much, las noches en desvelo, y mi cordobés desvelado, ese amor que se creó de la nada y aun es nuestro y es un paraíso y en el que quiero morir, la injusticia de la felicidad, las elecciones que tanto cuestan, lo perfecto que no existe, lo posible que se agoto y lo imposible por lo que lucho, los vicios, el sexo pago, el cariño, los suspiros, el honor perdido, la fundición de mis corazón en tu mirada, Mercedes, todas las veces que cambie de casa, el día que conocí el amor, y algunas otras cosas más.

Mire mi bolso y sabiendo que algo faltaba, volví a revisar todo lo guardado para ver que era, pero no me daba cuenta, volví a revisar mi memoria, pero no había más nada que pudiera guardar, entonces comencé a pensar, pero ya no con la cabeza, sino que con el corazón, y encontré eso que tanto me faltaba, que tanto hizo en mi, que me marco para siempre, para toda la vida, y lo guarde en el bolso.

Luego de unas cuantas horas de estar sentado en esa banquina y con el bolso lleno de mis cosas, tome una decisión, mi destino.

Me pare, colgué el bolso en uno de mis hombros y salí a caminar. Camine horas y horas, días y meses, años, hasta encontrar la salida de esa ruta y el inicio de mi camino, mi elección de vida.

Cuando legue al cruce entre la ruta que arme mi bolso y la que elegí como mi destino, me encuentro con Juanita, ella estaba esperándome con su vestido azul y flores rosas, su pelo blanco y algunas arrugas más que antes, frene un segundo para agradecerle.

- Creo estar listo, ya guarde todo lo que me pediste, vi todo lo que tengo, y tome una decisión – le dije yo.

- Bueno niño, camine entonces, y no se detenga nunca más.

Nos abrazamos y seguí caminando, pero a los pocos pasos ella me llama con un grito, me di vuelta para ver qué pasaba, me estaba haciendo señas de que volviera, camine hasta ella nuevamente.

- Se te cayó esto de tu bolso- y me dio una cajita de madera cerrada con un moño de tela verde.

Agarre la caja – gracias, esto es algo que no puedo perder, es una de las cosas más importantes que tengo en mi vida, lo único que encontré en mi corazón-

- ¿se puede saber qué es?

- Es ella… y todos nuestros momentos- mire al cielo, suspiere y seguí caminando.




Soy Iuse, El Extranjero. Gracias!

 
 
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viernes, 3 de septiembre de 2010

Mi mamá crío un idiota de corazón lunatico...

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Siento que este lugar ya no me pertenece, este papel no es mío, el asfalto porteño me ahoga sin razón, necesito volar, como hace años atrás.

Estoy caminando por Av. Córdoba, y no veo mas que carteles, agua, autos, humo, y personas que, hace ya mucho tiempo, perdieron la fuerza de soñar.

Miro al cielo y esta gris, lleno de tormentas que traen recuerdo de una ciudad, lleno de tristeza, y con lagrimas enfría las calles, que ya tenían frío, pero en el corazón.

Y veo los taxi, y los pasajeros recostados sobre una de las puertas traseras, con la cabeza apoyada en el vidrio empañado, mirando a la nada, ¿en que piensa la gente cuando viaja en taxi?, me pregunto y nadie me responde, ni si quiera el silencio me da la respuesta. ¿soñaran con volar?…

Mi mamá me dijo un vez que yo era un idiota por que soñaba cosas que eran imposible. Y llore, y lloraba cada mañana al ver por la ventana los pájaros volar, y me peguntaba dentro de mi - si ellos pueden ¿porque yo no? -

Una mañana de sol, tres pájaros cantaban en la ventana, donde me sentaba cada mañana de mi vida a soñar, a los pocos segundos salieron a volar, mi mamá saco de un tirón mi mirada de aquel sueño, y me dijo - ¿ te podes dejar de pensar estupideces ? ¿no entiendes que esas cosas no se pueden?, a parte… ¿ donde pretendes llegar?

- A la luna- le dije yo - y… si mama, esas cosas se pueden, porque los pájaros pueden, yo también, no es una estupidez lo que estoy diciendo, es un sueño, que lo voy a cumplir.

- Hijo, los sueños son de mentira, nunca se cumplen, sino yo no estaría acá y tendría la vida que siempre quise tener.

- ¿y que soñabas?- pregunte yo volviendo mi mirada a la ventana.

- Ser libre - sus ojos se llenaron de lagrimas al verse rodeada por paredes y el techo.

- ¿y que sos?

Se largo a llorar, y entre angustias y sueños muertos se sentó en el suelo  - soy un gaviota, pero con las alas cerradas, muy cerradas, parada en la orilla de un mar que se ve en el fondo de una foto.
Una foto que… me recuerda vientos cargados de arena y frío. Una foto en la que solo me veo sentada, sin luz en mis ojos, sin fuerza para volar.

-¿volar? Le pregunte yo sorprendido.

- Si hijo, volar, ya no creo en eso, lo intente toda mi vida y nunca pude.

- Quizás porque no luchaste para cumplirlo, no fuiste constante.


- Puede ser, lo único que te pido, es que no dejes que ni yo, ni nadie, te frene. No dejes que te saquen la fuerza de soñar, como me la sacaron a mi.
¡Volá hijo!, ¡vola!, vos vas a poder. Y te pido perdón por intentar atarte al suelo todo este tiempo, vos perteneces a las alturas- y se seco las lagrimas con el puño de su buzo y se trago la angustia.

Me di vuelta y la abrase fuerte - nunca me frenaran, creo en mi, y se que voy a poder.

Ella sonrío y me abrazo mas fuerte. Entonces volví a mi ventana a mirar las aves e intentar volar, mama volvio a su rutina de ama de casa.

Era el 19 de marzo de 2003, la puerta de mi casa se abrió, y una luz intensa me llamaba con un susurro de su voz. Comencé a caminar lentamente hasta ese punto, me acerque hasta tocarla, hasta entrar en ella, sentí mi cuerpo lleno de vida, y mis brazos flotando, mis piernas eran mas livianas, y mi corazón latía cada vez mas fuerte, cuando quise darme cuenta, todo mi cuerpo flotaba en el aire, realice movimientos con mis manos y piernas, como si estuviese nadando en una pileta de agua, y mi cuerpo avanzaba cada ves mas en el aire, de a poco y despacito.

Seguí moviéndome, hasta comprender que estaba volando, entonces recordé el movimiento que realizaban los pájaros y lo imite.

Con el correr del tiempo me convertí un gran volador, ahora vivo en el aire, visito la luna y las estrellas de ves en cuando, doy vueltas por ahí, en las alturas, y cada mañana de mi vida, vuelvo a esa ventana que vio nacer un soñador.

Al pasar por la allí, cada día, veo mi reflejo pintado en el vidrio, recordándome tantas mañanas hermosas, y junto a él, mi mamá, con la frente apoyada en el vidrio, observándome junto a las aves, intentando volver a soñar.



Soy Iuse, El Extranjero. Gracias!



Anímate a soñar, que soñar es fácil, es gratis, pero cumplilos por mucho que cuesten...



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