Seguidores

martes, 8 de junio de 2010

Tan solo un segundo, solo uno.

.




Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el celemín, sino sobre el candelabro, para que los que entren vean el resplandor.



Lucas, 11, 33





Una vez un muchacho de unos 19 años le pregunto al abuelo que es la vida, y que es la muerte, y si tiene sentido seguir así, sin encontrar un rumbo, sin saber que querer, sin nada que hacer.

El abuelo no tuvo palabras para responderle, camino hasta la cocina, agarro un tomate, le pidió que lo siguiera y fueron hasta el ascensor, llegaron al último piso del edificio en que estaban, descendieron del mismo y caminaron hasta la cornisa de la terraza.

El viejo coloco el tomate en el borde de la cornisa, miro al niño a los ojos y le dijo, - imagínate que este tomate verde e inmaduro es un chico de tu edad, en esta vida, sin saber que hacer, ni que querer, sin encontrar rumbo alguno, a su alrededor las personas que quiere, las que no, las que lo quieren y las que no, sus sueños, sus deseos, los autos pasando a su lado, los pájaros cantando, las nubes moviéndose, las noches transformándose en días y los días en noches, la escuela, el campo, la ciudad, un lugar, su lugar, mucho lugares, el futuro, el pasado y el presente, su papá, su mamá, sus abuelos, hermanos y los nietos que algún día le regalaran sus hijos, la felicidad, la amargura, la tristeza, la decepción, la aceptación, los hechos, las palabras, los recuerdos, las peleas, las luchas, los perdones recibidos y dados, los errores y aciertos, las mentiras y las verdades, las noches en desvelos, las miradas recibidas y también las dadas, los prejuicios, los partidos ganados y los perdidos, los trenes que pasaron y no volverán, Dios, el Diablo, la Virgen, los santos, la religión, los gobiernos, las calles, las anécdotas, los recuerdos, los olvidos, las mujeres que ha amado y las que ha odiado, los momentos vividos, la promesas cumplidas y las que rompió, las risas, los llantos, las lagrimas que seco de algún rostro y guardo en su pañuelo, las llamadas recibidas con placer y las que rechazó, los gritos, los silencios, los arboles, las montañas, los amaneceres solitarios y los que amaneció creyendo en algo, las cosas que vendrán, las que ya pasaron y las que no le pertenecen, las que partieron, los muertos, los vivos, los pobre que le han pedido monedas en el subte, las monedas que dio, y las que negó, la sangre, el alma, el corazón, el cuerpo, la mente, el hambre, el dolor, el intentar, el no llegar, el querer y no poder, el frenar, el partir, el olvidar, los mates, las tardes, los abrazos eternos y los que duraron pocos, los besos, la caricias, perder y ganar, los defectos, las virtudes, la angustia de vivir en este mundo, el no saber si es mejor ser bueno y amable o malo y desalmado, el bien y el mal, la soledad, las compañías malas y las buenas también, la sal, el viento, el azúcar, los puchos, la mariguana, las drogas, las cervezas, las canciones, poemas y cuentos que escribió y no se animo a publicar sabiendo que podía llegar a gustar, las rondas, las vueltas, los habitantes del agua, las lámparas y luces, las siestas, Alfonsina y el mar, lo nuevo, lo viejo, las diferencia, todo, nada, y mucho mas pero cada vez menos, todo lo que puedas ver que esta a su alrededor, que esta acá, míralo, cuando lo puedas ver comprenderás que es la vida, que va mas allá de los horizontes, mucho más allá. – el viejo lo miro fijo a los ojo e hizo un pausa.

- ¿y la muerte? ¿Qué es? – pregunto el adolecente.

El viejo hace un movimiento con su mano izquierda empujando el tomate al vacio dejándolo caer al piso más bajo del edificio, mientras lo miraba a su nieto a los ojos, el chico intenta reír pero no pudo, quizás porque entendió lo que el viejo le quiso decir, camino hasta el borde de la cornisa, se asomo y vio al tomate muy abajo, en el suelo, en la nada, sin cosas a su alrededor más que pedacitos de el mismo, en ese momento el niño comprendió el significado de la vida y de la muerte, voltio para abrazar a su abuelo pero él no estaba, ya había partido, en ese momento el recordó que su abuelo había muerto hace ya varios meces, el niño mira al cielo y con una gran sonrisa grita – Gracias, acá estoy – el niño decide correr, volar, soñar y no volver a mirar hacia atrás, no frenar nunca más por poco tiempo que sea, el tren pasa solo una vez.



Hoy es lunes, son las 12:00 hs, estoy sentado en una silla, con una mesa sobre mis rodillas, mirando una pared negra, a mi lado un ventanal donde veo pasar la gente y los autos, estoy en McDonald, escuchando a Sabina cantarme al oído, intento escribir algo pero no se me ocurre nada, acá hay mucha gente pero nadie me dice nada, acá hay muchas caras y ninguna mirada, acá es diferente.

Solo Sabina me cuenta que perdió un amor, uno más. Recuerdo que una vez un amigo me dijo – Sabina es un romántico - ¿y yo?, ¿Qué soy yo?, ¿Por qué escribo?, ¿por qué todo esto?, ¿Por qué lo público?, ¿Por qué a veces firmo como Iuse, El Extranjero?, ¿por qué?, ¿y José?, ¿existe el olvido?, ¿Qué quiero olvidar?

Sabina me dijo que alguna vez olvido a alguien, que tardo mucho pero la olvido, a alguien que quería mucho, ¿será cierto?, ¿se puede olvidar a alguien que tanto quieres?, ¿existe el olvido?, ¿Por qué olvidar?

Estoy sentado en una silla, con una mesa sobre mis rodillas, mirando una pared negra, a mi lado un ventanal donde veo pasar la gente y los autos, estoy en McDonald.

Acabo de recordar un texto de Charles Chaplin que alguna vez me regalo Nano (el cordobés desvelado) para que yo lea, este texto se llama “VIDA”, del cual alguna vez robe algo para poder hablar, dice algo así:





Vida



Ya perdoné errores casi imperdonables.

Trate de sustituir personas insustituibles,

de olvidar personas inolvidables.



Ya hice cosas por impulso.



Ya me decepcioné con algunas personas,

mas también yo decepcioné a alguien



Ya abracé para proteger.

Ya me reí cuando no podía.

Ya hice amigos eternos.

Ya amé y fui amado pero también fui rechazado.

Ya fui amado y no supe amar.



Ya grité y salté de felicidad.

Ya viví de amor e hice juramentos eternos,

pero también los he roto y muchos.



Ya lloré escuchando música y viendo fotos.

Ya llamé sólo para escuchar una voz.



Ya me enamoré por una sonrisa.

Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y...



Tuve miedo de perder a alguien especial

(y termine perdiéndolo) ¡¡

pero sobreviví!!

Y todavía vivo!!

No paso por la vida.



Y tú tampoco deberías sólo pasar...

VIVE!!!



Bueno es ir a la lucha con determinación

abrazar la vida y vivir con pasión.



Perder con clase y vencer con osadía,

porque el mundo pertenece a quien se atreve

y la vida es mucho más para ser insignificante.





¿Y ahora como sigo?, ¿Qué debo hacer?, ¿Dónde apoyo mi pie para mi próximo paso?.

Ya creo que me pregunte mucho yo, y ahora quiero preguntarte a vos y que te respondas con una mano en el corazón, que no te mientas, ¿Cuántas veces fuiste feliz realmente en tu vida?, ¿cuántas?, ¿existe el olvido?, ¿fuiste feliz realmente?

VIVE!

Acá estoy, en McDonald, sentado, a punto de pararme y salir de este lugar, frene solo un segundo para escribir esto y me di cuenta que no debo frenar mas de eso, porque un segundo es mucho en la vida, un segundo es eterno en este mundo.

Tan solo un segundo, solo uno.



Ya salí de aquel lugar, acabo de correr un tren, un tren naranja, solo un tren, uno más, ya estoy de vuelta en mi camino, chau.

Soy Iuse, El Extranjero. Gracias!



¿Quién se anima a morir dos veces en un mundo sin destino?

¿Quién?



Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el celemín, sino sobre el candelabro, para que los que entren vean el resplandor.


Lucas, 11, 33

 
 
 
.

sábado, 5 de junio de 2010

Loco por ti.

“Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña, como veían que resistía fueron a buscar otro elefante”, así es como empieza nuestra niñez, cantando una canción nada cuerda, algo que no es lógico, algo que seguramente escribió un loco.



No sé en que estaría pensando, pero cometí un error y solo por sentir, esta mañana estaba preparando el mate, agarre el paquete de yerba y coloque el termo en lugar más seguro para que no se caiga y derrame el agua caliente, en ese momento, justo cuando voy a llenar de yerba el mate siento el anillo que tengo puesto en mi mano izquierda, y cometí un error, en vez de colocar la yerba donde debía, me confundí y la eche adentro del termo donde estaba el agua lista para cebar unos buenos mates. Me reí solo, después de maldecir lo ocurrido, mire al cielo, no quise decir nada, pero mi corazón si y grito muy fuerte ¡¡¡TE EXTRAÑO!!!

Acá estoy, otra vez, en esta vieja ciudad llamada Milano, soy José, un loco, como vos.

Para mi abuela soy un loco lindo, para mis padres quizás un loco bueno con algo de malo, para algunas personas un falso loco y para otros simplemente un loco, uno más del montos, uno más, como vos y yo, porque al fin y al cabo todos estamos algo loco, lo único que cambia es la forma de de canalizar la locura, creo que no existen personas cuerdas en este mundo, creo estar loco por vos.

"La locura es un don que solo los locos disfrutan" dijo un loco al salir del manicomio, y creo que es cierto.



Existen locos buenos, malos, peligrosos, infantiles, deseosos, soñadores, esquizofrénicos, consientes e inconscientes, ricos y pobres también, filipinos y escoceses como también los argentinos, científicos malvados o mas malvados, locos políticos, locos hippies, locos cuerdos, locos que creen ser vegetales o animales, o que piensan que tienen alas o que son libres, locos que se creen presidentes de naciones o reyes de imperios.

Ayer, mientras paseaba por milano en el tranvía de la línea 29/30, justo cruzando las calles Picasso y César Augusto Germánico Nerón “dos grandes locos de la historia, Picasso tenía una mamá muy loca que como muchas madres quería que su hijo fuera especial, (este tipo de locura te lleva a poner nombre extravagantes), el nombre que su madre eligió para este loco pintor es Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Crispín Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz Blasco Picasso y López. Y el señor Nerón, emperador de Roma, con su locura desencadenada por la frustración, Cuando un terrible incendio azotaba la ciudad, este loco tocaba la lira y cantaba, así demostraba su angustia por ser un artista frustrado” mientras el tranvía avanzaba, un hombre rubio, que después resulto ser finlandés, se levanto de su asiento y comenzó a gritar en español - ¡¡¡¿Quién coge mis perros? Malditos cabrones, ¿Quién los coge? Yo soy el rey, yo soy el rey de Finlandia, pendejos los matare!!! – todos los que estábamos en el transporte nos asustamos aunque muy pocas personas entendimos lo que dijo ya que estamos en Italia y no todos conocen el idioma en el que el finlandés grito con fuerza, con los ojos grandes y saltones, con mucha rabia, parecía peligroso, nervioso comenzó a girar en el lugar, dio varias vueltas y se volvió a sentar en su asiento cuando el tranvía freno y por suerte yo tuve que bajar.

Camine por vía Farinni, y encendí un cigarrillo que acababa de armar con tabaco natural, mientras que en mi cabeza me preguntaba ¿que abra querido decir ese hombre? ¿Qué fue lo que lo hizo reaccionar así? ¿Qué pasara en su cabeza? ¿Qué paso en su pasado? Era extraño, un finlandés que hablaba español en un tranvía de Milano preguntando quien coge sus perros y amenazando de muerte a los que estábamos ahí, diciendo que era el rey de Finlandia, era muy extraño, pero era solo un loco, uno más que le gusta gritarle a las personas. En eso me encuentro con un argentino amigo mío que me dice si lo acompañaba a comprar un agua porque estaba sediento, yo le respondí que los arboles solo pierden las hojas en otoño, que no espere que suceda ahora porque no va a suceder y seguí caminado, el me miro y me dijo luego de unos segundos, con un tono de vos alto y a la distancia, que él no fue, pero no le di importancia a sus sabias palabras y segui caminado de espalda como era normal para esta época del siglo, y me encere en la primer cabina de teléfono público a esperarte, a esperar que llegue ella, el amor de mi vida, la culpable de mi locura, de mi hermosa locura.

Luego de mi bonito paseo y la larga espera, me a fui a dormir a la residencia, en el ascensor me cruzo con el hombre del tranvía, el filandes que resulto llamarse Tatú, nos miramos fijo a los ojos como desafiándonos o esperando que el otro haga algo, hasta que el ascensor se detuvo y él bajo, yo seguí dos pisos más arriba, entre a la habitación y me acosté a dormir pensando en mañana volver a la cabina de teléfono público y sin saber que al otro día comenzaria mi espera cometiendo un error, aquel erro, y solo por sentir.

Te amo.

Soy José, José Desalanques.



Todos nacemos locos. Algunos continúan así siempre.

Samuel Beckett (1906-1989) Poeta y novelista irlandés.


En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón.

Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán.


En asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca.

(Jacinto Benavente)



De poetas, tontos y locos, todos tenemos un poco.



viernes, 4 de junio de 2010

Soy un maldito, un maldito cuentista.

.


Una eterna batalla contra el tiempo llevo en los hombros, luchamos por mi vida, por mi puta vida, el cree que le pertenece pero no es así.

Hoy por la mañana desperté de la manera que nadie quisiera despertar. Con dolor de cabeza, mal humor, hambre, la computadora que no me andaba, apurado porque no llegaba a los casting, con el mate frió y sin nada que comer, lo que se llama realmente una mañana de mierda; pero eso es parte de mi batalla, es parte de la guerra eterna que tengo contra el tiempo, que quiere convencerme de algo que no creo que sea como el me muestra, me dice cosas que no me interezán escuchar porque se que son patrañas, puras patrañas, cosas que no tienen ni siquiera un cuerdo sentido, y me pone obstáculos que debo superar, como estos ínfimos que me puso hoy por la mañana, por el simple hecho de querer quedarse con mi vida, pero no se lo voy a permitir, es mi vida no la del tiempo, es mi vida no la tuya, es mi vida y es como quiero  que sea y no como quiere el tiempo.

Voy a contar un secreto, el porque de todo esto, algo que no conté nunca en mi vida, nadie lo sabe solo yo y él, que intenta ganar la batalla, prometan antes de leer que no se lo contaran a nadie, gracias.

Hace algunos años atrás quise cometer un asesinato, quise matar, quise ser un asesino, quise ser malo, perverso, tenia la necesidad de matar, de verlo rogar por su vida, de verlo sufrir, de verlo morir desangrandoce, agonizar, de cerrarle los ojos par siempre y enterrarlo en un cajón. Pensé mil formas de hacerlos, busque crímenes perfectos y lo único que encontré fue una canción de Calamaro, busque armas y conocí la mas bella, busque victimas y encontré la mas frajil, ya tenia todo, solo faltaba decidir el día, la hora y el lugar.

Ya estaba todo listo, la víctima atada en la silla, la boca tapada y los ojos vendados, yo cargue el arma, le apunte entre cejas y cuando estaba todo listo para lograr lo que tanto quería y necesitaba, me caí de rodillas al suelo y comencé a llorar, pedí perdón y no me lo dieron, y se que no me lo merezco, no pude justo cuando estaba todo listo, faltaba un segundo, un dispara, pero tube miedo, miedo de morir.

En ese momento llego alguien que desato la víctima dejándola huir y me levanto del suelo, se presento diciendo que era el tiempo, y que mi vida le pertenecía, yo no tenia fuerza estaba muy asustado y algo devanecido, logro tenerla algunos años y luego reaccione, y entendí que no debía ser así, que debía luchar, nada de dejarme pisar, arriba Iuse, busca lo tuyo, lo que te pertenece

Soy un maldito, un madito cuentista, que escribe por pensar que hace bien por mas mal que lo haga, por soñar, por luchar.

Soy Iuse, Iuse el extrajero, gracias.

...

jueves, 3 de junio de 2010

Un día, un suizo, comenzó a subir una escalera, por cada escalón que pisaba debía encender una luz para poder ver donde estaba parado, esta escalera era eterna, nadie sabia hasta donde llegaba, es mas, nunca nadie llego a el ultimo escalón, todos frenaron en su propio final.

Este hombre subía escalón por escalón, algunos con mas dificultad que otro, pero siempre subía, y prendía las luces que debía prender.

Al pasar el tiempo, el suizo se empezó a sentir cansado, sentía que tenia mucho peso en su espalda, sus rodillas les dolían, entonces decide frenar para descansar, ya estaba 1400 escalones arriba, y al mirar hacia atrás ve que todas las luces que había prendido brillaban con mucha intensidad, cuando intento pararse para continuar su camino, su destino, no puedo hacerlo por el peso de la espalda, por el dolor de las rodilla, en ese momento se le borro esa sonrisa tan grande que tenia en su cara, se sentó a llorar, a lamentarse por no poder, se sentó y pensó que era eso que tanto le pesaba, pero no encontró respuesta.

En eso, se aparece un hombre, un chino algo anciano, con algunas arrugas en la cara y pelo blanco. Se para frente a él y le dice - Hasta acá has llegado, ahora debes tomar una decisión, tienes dos opciones, quedarte acá sentado toda tu vida sin poder seguir tu camino, o apagar las luces, que es lo que tanto te pesa en la espelda, apagar aquellas luces que tanto brillan, aquellas luces del pasado -
El hombre se quedo con la segunda opción, pero no sabia como hacerlo, entonces le pregunto como podía lograr eso que quería, el chino le respondió que podía bajar escalón por escalón e ir apagando una por una, pero correría muchos riesgos, porque la mayoría de las personas que volvieron alguna ves al pasado no pudieron regresar a su presente y menos continuar su futuro, y la que si pudieron volver al presente fueron pocas, y no llegaron nunca a donde quisieron; o la otra opción era apagar todas de una sola ves, con un solo botón, pero que no era tan fácil, debía encontrarlo, él hombre elije la segunda opción, aunque dudo en elegir la primera pero le dio miedo eso de no volver, no quería arriesgar su destino, pero tampoco sabia como hacerlo y le pide ayuda, a lo que el chino le dice - no es fácil, debes encontrarla, deberás estar aquí hasta ver desaparecer todas las luces pero para eso se necesita vivir, aprender a estar, a ser, aprende a salir con vos mismo, a vivir con vos mismo, a saber quien quieres ser y luego continua, no hay mejor compañero que vos para tu vida y debes encontrarlo, mira a tu alrededor, piensa y ejecuta - el chino desaparece de la nada.

El suizo se queda pensando en las palabras del chino sentado en una roca, una roca desgastada por el viento y los años, una roca que estuvo ahí desde que llego, paso horas, días y meses pensando sobre aquella piedra sin encontrar respuesta alguna, sin ver desaparecer las luces, hasta que un día creyó estar destinado a vivir ahí, a 1400 escalones de altura, y empezó disfrutar de donde estaba, se levanto y empezó a vivir, a conectase con su alrededor, a ser quien era en realidad, a ver todo lo que quería y podía llegar, a soñar, a conocerse, a estar bien con el mismo a salir y a divertirse solo, a fantasía, a afilarse bien los dientes, a querer mas y mas, a pensar que podía todo lo que se proponía, y en un giro que hace ve que de a poco las luces se iban apagando, que cada ves había menos luces hasta que no quedo ninguna y no pudo ver nunca mas los viejos escalones, solo recordarlos debes en cuando cuando era necesario. En ese momento el chino anciano vuelve a aparecer, y le dice - lo lograste, te felicito, no todos pueden lo que vos pudiste, ¿ves esa roca que esta ahí, la que estuviste sentado vos? , bueno esa roca es un hombre que no pudo lograr lo que le pedí, lo que debía hacer, apagar las luces, y cada una de las rocas que están acá son mas personas que no pudieron, o no quisieron, vos sos un ejemplar poco común, te felicito, ahora puedes seguir, ve, sigue tu camino, vive que te lo mereces, sigue adelante y no mires atrás, y recuerda apagar cada luz que enciendas, pero no olvides lo vivido por mas duro que sea, simplemente no dejes que frene tu andar-

El hombre no entendía mucho, pero sabia que podía seguir y eso le daba felicidad, aunque le costaba dejar lo que tenia, pero sabia que era un lugar chico para él, que él pertenece a su destino y no al ese lugar. Le dio las gracias a el extraño anciano que tanto le enseño y arranco a caminar, a subir escalón por escalón como debía hacer, prendiendo las luces que necesitaba para ver donde estaba parado y apagando las que ya no usaba, las que le generaría peso mas adelante, las vividas, pero siempre guardándolas en un caja para poder recordarlas.