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jueves, 3 de junio de 2010

Un día, un suizo, comenzó a subir una escalera, por cada escalón que pisaba debía encender una luz para poder ver donde estaba parado, esta escalera era eterna, nadie sabia hasta donde llegaba, es mas, nunca nadie llego a el ultimo escalón, todos frenaron en su propio final.

Este hombre subía escalón por escalón, algunos con mas dificultad que otro, pero siempre subía, y prendía las luces que debía prender.

Al pasar el tiempo, el suizo se empezó a sentir cansado, sentía que tenia mucho peso en su espalda, sus rodillas les dolían, entonces decide frenar para descansar, ya estaba 1400 escalones arriba, y al mirar hacia atrás ve que todas las luces que había prendido brillaban con mucha intensidad, cuando intento pararse para continuar su camino, su destino, no puedo hacerlo por el peso de la espalda, por el dolor de las rodilla, en ese momento se le borro esa sonrisa tan grande que tenia en su cara, se sentó a llorar, a lamentarse por no poder, se sentó y pensó que era eso que tanto le pesaba, pero no encontró respuesta.

En eso, se aparece un hombre, un chino algo anciano, con algunas arrugas en la cara y pelo blanco. Se para frente a él y le dice - Hasta acá has llegado, ahora debes tomar una decisión, tienes dos opciones, quedarte acá sentado toda tu vida sin poder seguir tu camino, o apagar las luces, que es lo que tanto te pesa en la espelda, apagar aquellas luces que tanto brillan, aquellas luces del pasado -
El hombre se quedo con la segunda opción, pero no sabia como hacerlo, entonces le pregunto como podía lograr eso que quería, el chino le respondió que podía bajar escalón por escalón e ir apagando una por una, pero correría muchos riesgos, porque la mayoría de las personas que volvieron alguna ves al pasado no pudieron regresar a su presente y menos continuar su futuro, y la que si pudieron volver al presente fueron pocas, y no llegaron nunca a donde quisieron; o la otra opción era apagar todas de una sola ves, con un solo botón, pero que no era tan fácil, debía encontrarlo, él hombre elije la segunda opción, aunque dudo en elegir la primera pero le dio miedo eso de no volver, no quería arriesgar su destino, pero tampoco sabia como hacerlo y le pide ayuda, a lo que el chino le dice - no es fácil, debes encontrarla, deberás estar aquí hasta ver desaparecer todas las luces pero para eso se necesita vivir, aprender a estar, a ser, aprende a salir con vos mismo, a vivir con vos mismo, a saber quien quieres ser y luego continua, no hay mejor compañero que vos para tu vida y debes encontrarlo, mira a tu alrededor, piensa y ejecuta - el chino desaparece de la nada.

El suizo se queda pensando en las palabras del chino sentado en una roca, una roca desgastada por el viento y los años, una roca que estuvo ahí desde que llego, paso horas, días y meses pensando sobre aquella piedra sin encontrar respuesta alguna, sin ver desaparecer las luces, hasta que un día creyó estar destinado a vivir ahí, a 1400 escalones de altura, y empezó disfrutar de donde estaba, se levanto y empezó a vivir, a conectase con su alrededor, a ser quien era en realidad, a ver todo lo que quería y podía llegar, a soñar, a conocerse, a estar bien con el mismo a salir y a divertirse solo, a fantasía, a afilarse bien los dientes, a querer mas y mas, a pensar que podía todo lo que se proponía, y en un giro que hace ve que de a poco las luces se iban apagando, que cada ves había menos luces hasta que no quedo ninguna y no pudo ver nunca mas los viejos escalones, solo recordarlos debes en cuando cuando era necesario. En ese momento el chino anciano vuelve a aparecer, y le dice - lo lograste, te felicito, no todos pueden lo que vos pudiste, ¿ves esa roca que esta ahí, la que estuviste sentado vos? , bueno esa roca es un hombre que no pudo lograr lo que le pedí, lo que debía hacer, apagar las luces, y cada una de las rocas que están acá son mas personas que no pudieron, o no quisieron, vos sos un ejemplar poco común, te felicito, ahora puedes seguir, ve, sigue tu camino, vive que te lo mereces, sigue adelante y no mires atrás, y recuerda apagar cada luz que enciendas, pero no olvides lo vivido por mas duro que sea, simplemente no dejes que frene tu andar-

El hombre no entendía mucho, pero sabia que podía seguir y eso le daba felicidad, aunque le costaba dejar lo que tenia, pero sabia que era un lugar chico para él, que él pertenece a su destino y no al ese lugar. Le dio las gracias a el extraño anciano que tanto le enseño y arranco a caminar, a subir escalón por escalón como debía hacer, prendiendo las luces que necesitaba para ver donde estaba parado y apagando las que ya no usaba, las que le generaría peso mas adelante, las vividas, pero siempre guardándolas en un caja para poder recordarlas.

6 comentarios:

  1. La suerte esta hechada,creo que si no nos arriesgamos nunca vamos a saber como hubiese sido,y esta bueno hacer y lograr lo que nos proponemos. Je.. Suerte! :D Na

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  2. muy buen texto.. me gusto mucho.. lo escribistes vos jose? o es sacado de algun libro?... un abrazo desde AVALOMM.

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  3. lo escribi yo. salio de mi cabeza, gracias!

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  4. MUITO BOMMMMMMMMM!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! =)

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  5. para leerlo de vez en cuando, en esos momentos que sentimos que no podemos seguir, asi nos ayuda un poco, muy lindo josé!

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