Era una
tarde normal, como todas, donde la rutina me lleva tiempos interminables de
soportar cosas que uno no tiene ganas de soportar… la injusticia.
Caminaba por
una de las calles de Mercedes, esa ciudad tan llena de tristeza y sueños que no
muchos se animan a cumplir. Conocí algunos que lo hicieron y otros tanto que lo
intentaron, pero tantos eran los otros que no.
En fin… caminaba por la calle 2 de Mercedes, me acababa de bajar del bondi que me llevo desde casa a… ¿casa? No sé si decir casa porque no es ahí donde vivo, pero si el lugar que me vio nacer, crecer, soñar y animarme a volar. Porque allí fue donde aprendí a escribir aunque mis padres no lo sepan, aunque mis hermanos lo hayan olvidado, aunque ahí pase mi infancia, ahí crecí y ahí nació ella. Ella que me recuerda cada día que soy de allá y no de acá, sino de esa ciudad triste, al menos para mí, que me ata y me lleva y me hace crecer. Ahí está el amor de mi vida, la mujer de mis sueños y más hermosa que jamás conocí. Ahí está Amélie… mi amor.
En fin… caminaba por la calle 2 de Mercedes, me acababa de bajar del bondi que me llevo desde casa a… ¿casa? No sé si decir casa porque no es ahí donde vivo, pero si el lugar que me vio nacer, crecer, soñar y animarme a volar. Porque allí fue donde aprendí a escribir aunque mis padres no lo sepan, aunque mis hermanos lo hayan olvidado, aunque ahí pase mi infancia, ahí crecí y ahí nació ella. Ella que me recuerda cada día que soy de allá y no de acá, sino de esa ciudad triste, al menos para mí, que me ata y me lleva y me hace crecer. Ahí está el amor de mi vida, la mujer de mis sueños y más hermosa que jamás conocí. Ahí está Amélie… mi amor.
Bueno… voy a
lo que estaba. Caminaba por esa calle mientras era el atardecer quien me decoraba el momento y en una pared algo despintada pero blanca, se leía una leyendo que decía
“Así nací yo” y eso me llevo a volver. A juntarme otra vez con el pasado y no
tener más opción que pensar.
Mientras
tanto caminaba, estaba yendo a buscar a mi hija, ella me esperaba y yo deseaba
verla. Los autos entraban y salían de la ciudad y cada una con un sentimiento
diferente. El mío, mientras ellos pasaban, era de nostalgia.
Pensaba en
esa pared, en esas letras, como que se metieron por mis ojos penetrándolos en
un segundo y agarrándose de tal manera que no me soltaban, habían pasado todas
las trabas que las dejarían ingresar a mi cerebro y dejarlas pensar, habían estado
ahí en la pared mientras yo pasaba, y las leí y las pensé.
Pensé en
como nací yo, y cuanto tiempo hacía. No hacía mucho que lo había hecho, unos 24
años y algunos meses atrás. Pero nací de una manera, no como otras personas, no
como algún otro que nació en cualquier lugar de mundo, porque nací solo, y
somos diferentes vos y yo.
Nací con
miedos principalmente como la mayoría de las personas, todos tenemos miedos y
cosas que no nos animamos a hacer. De hecho para cualquier cosa que desees
hacer siempre hay que atravesar un miedo creo.
Crecí con
miedo, porque los tuve durante toda mi vida y crecí con ellos todos mis días.
Tengo
miedos, porque hoy están, y cada vez son más intensos, porque ya el miedo
descarta la oscuridad, ya el miedo se concentra en seguir creciendo, en crecer,
en ser adulto cuando aun quiero ser un niño, porque madurar me parece la decisión
más estúpida que uno pueda tomar. Al menos yo, que nací imaginando y con ganas
de compartir. Nunca podría dejar de jugar.
Debo
confesar ahora que todo este tiempo que me ausente fui un estúpido, porque inevitablemente
intente ser adulto, inevitablemente el sistema me arrastro y me llevo a creer
en dinero e injusticias, en políticos corruptos y gente de mierda, en el pasado
y un futuro consumista sin tener en cuenta que estoy en el presente, a no vivir
muchas veces y al miedo a fracasar. Y cuando digo fracasar hablo en serio, especialmente
en el amor tengo miedo a fracasar, pero no solo en el amor de una novia o una
amante cruel, sino en el amor, en todo lo que eso implica. Y muchas veces huí porque tuve
miedo de estar y de afrontar lo que me pasaba, y así deje pasar mis amores,
porque así los perdí, porque así perdí a ella y seguiré perdiendo si sigo
temiendo. Seguiré así, intentado ser adulto y dejando de jugar. Dejare de ser un
niño para ser alguien más del montón, dejare de escribir y solo por no amar.
Dejare de ser quien soy o quien quise ser, dejare que el tiempo pase y no viviré
nunca. Porque la vida pasa, como el tiempo, el tiempo que pasa.
Existen quienes
nos desaniman a no cumplir nuestros sueños, porque ellos creen que no se puede,
que es imposible, cuando si lo es, porque yo pude, y seguramente vos también.
Ellos que creen que es imposible intentar, porque ahí están los que tienen
miedos y no se animan a gritar como yo no me animo a gritar que amo. No importa
a quien, amo al amor, a muchos, pero hay que elegir. Intentar es la clave, los
detalles son la victoria de nuestros sueños, cada movimiento que uno hace en el
camino, cada segundo que uno intenta, cada cielo y cada infierno, cada paso que
salga de nosotros. Cada uno es quien es que debe cumplir sus sueños.
Y ahí está
el tiempo, pasando por nosotros esperando a que uno haga, pero no se detiene,
porque se empeña en trascurrir cuando a veces debería permanecer detenido,
porque si el tiempo se quedase ahí inmortalizando a los seres y a las cosas en
su punto justo, no todo sería tan difícil como parece que lo es, como romper
los miedos para moverse y volar.
Para sonar y seguir jugando, aunque muchos se empeñen en que no lo hagamos, porque a ellos les conviene seguramente, o porque son malos, gente de mierda que te tira atrás cada ánimo y ese poquito de fuerza que uno logra juntar para romper.
Para sonar y seguir jugando, aunque muchos se empeñen en que no lo hagamos, porque a ellos les conviene seguramente, o porque son malos, gente de mierda que te tira atrás cada ánimo y ese poquito de fuerza que uno logra juntar para romper.
Y son ellos
o nosotros…
¿Y si son
ellos?
Ellos me
parecen absolutamente detestables por cierto.
Eso es lo
que no hay que permitir. Que ellos ganen, porque vos podes, porque tenes alas y
sos libre aunque creas que cosas te atan. Porque sos vos y solo vos quien puede
lograrlo, quien puede soñar, quien puede imaginar y no dejar de jugar. Porque soy yo quien debo
hacerlo, como vos… pero para eso es necesario romper el miedo. Por mucho que
duela, por más que el tiempo siga corriendo siempre uno tiene que intentar y
lograr.
Y así nací
yo, imaginando y escribiéndote, quizás sin sentido, pero con sueños y miedos
que quise gritar. Y no tengo otra cosa más que decirte – Gracias por compartir
- porque con leer estas palabras, en
invertir tu tiempo en esto ya estas compartiendo un momento con mis palabras,
con lo que quise decirte.
Porque así nací
yo. Y no son muchas las veces que no soy más que esto que escribo. Porque tengo
miedo a amarte como mereces que lo haga.
Porque temo.
Porque duele.
Porque no sé
qué decir ni qué hacer cuando te tengo enfrente, y menos cuando no estas.
Y por eso
escribo esto. Porque necesitaba decirlo para poder volver a mi lugar. A este,
mi sueño, mi mundo y mis ganas que alguna vez olvide por intentar madurar, por
ser un estúpido, por llevar ese miedo conmigo.
Porque hoy tenía
ganas de gritar y de volver acá.
Porque así nací
yo.
Soy Iuse, el
extranjero. Gracias!
La paz
comienza en tu sonrisa.
.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarQue hermoso lo que escribiste jose,siempre esta bueno descubrir otros aspectos de las personas que no parecen estar en la superficie,me siento muy identificada,mas de lo que quisiera,la verdad te felicito,crece que es inevitable,horrible pero inevitable pero no dejes de imaginar jamas!
ResponderBorrargracias! me hace bien leerte!
ResponderBorrarrosario
Intentar es la clave los detalles la victoria de nuestros sueños ,cada movimiento que uno hace en el camino cada segundo que uno intenta cada cielo cada infierno cada paso que salga de nosotros.
ResponderBorrarRomper los miedos para moverse y volar..
Gracias a ti por copartir la esencia de esta gran verdad.
Abrazo de luz.
Namaste.
CABALLERO BLANCO.